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viernes, 20 de enero de 2012

Planes. ¿Quién sabe que pasará?

Mañana de clase.
Seis horas, más amenas con ellas, pero al fin y al cabo horas de clase.
En el recreo seguimos las conversaciones sobre navidades, y sobre el resto del grupo, a ver si nos juntabamos todos otra vez. Hablamos también con los de clase. Con Ángela, Nieves, Cocó, Richi...
Cada uno a su manera, comentando un poco de todo. Regalos, comidas familiares con sus anécdotas varias, locuras, mentalizarse en el trimestre que empezaba...
A las dos y media fuera.
A Ainhoa ya no la veíamos hasta la tarde. Bár se iba con Sandra, la morena. Y Cris y yo juntas, porque como vive lejos, y había clase a la tarde, era lo mejor y, vamos, por nosotras genial. Los viernes también comía en mi casa, para poder quedar con todos bien pronto a la tarde y no andar, llendo y viniendo.
Fuimos paseando hasta casa, riendomos de algun comentario en la última hora de física y de nuevo sobre el fin de semana.
Llegamos a casa.
Dejamos las cosas e hicimos lo que quedaba de la comida. Sopa y croquetas.
En la comida, pensamos que tocaría ahora en plástica, que tendría planeado, mi profesor favorito, y que haríamos después de clase.
Cuando nos dimos cuenta ya casi no nos quedaba tiempo.
Hice la cama, cogimos las cosas y entre canciones, grupos, conciertos en mente, llegamos al instituto.
Cris, también me contó alguna peculiar conversación con un chico. Ya me iba imaginando en quién podía ir pensando por la mañana. La situación era un poco especial, pero quién sabe, el destino va a su bola y juega a todas horas con nuestras vidas. Las cosas podían cambiar pronto.
A primera hora de la tarde, volvimos al tema de la siguiente clase, plástica. Nos tenia en vilo el profesor con que nos tocaría hacer ahora, aunque nos podíamos hacer una pequeña idea y nos encantaba. Grabado.
Acertamos, con ello empezamos en clase. Fuimos decidiendo que foto elegiriamos cada una y el profesor nos explicó bien de que iba el asunto.
A las seis y cuarto, con una sonrisa en nuestras caras, saimos del insti, en busca de la Peque que salía en quince minutillos.
La cogimos, y después de saludar a un par de amigos y conseguir salir de entre la multidtud, retornamos a nuestro café, a seguir planeando los días que se nos echaban encima y las siguientes vacaciones, las de carnavales, que al fin y al cabo no quedaba tanto.
Cris se tomó una Coca-Cola, Bár un cafecito con leche, Ainhoa un zumo y yo un café solo con hielo.
Entre tonterías pasamos así casi dos horas, el Panecillo tenía academia, la acompañabamos Cris y yo, y para casa. Ainhoa marchaba ya para casa.

El resto de la semana pasó sin muchas anécdotas, yo tuve médico un par de días y me contaban ellas algún cotilleo de clase.
Cris me volvió a contar alguna de las conversaciones con el chico este, que no conocíamos mucho.
Este finde no tocaba salir. Lo pasamos más bien de tranquis en casa, yo al menos. Cris salió por Lalín. Nos contó alguna cosita el domingo, y el lunes entre clase y clase.
El siguiente fin de semana,sí tocaba salir, y teníamos ganas locas de fiesta.
Aún quedaban unos días, pero juntas y con todo lo que teníamos pensado, se pasaría rápido.
Empezamos a avisar a los demás, para el viernes y el sábado sobre todo. Fran estaba de cumple el martes.
Y Caio, uno de los nuevos, llegados al grupo, lo había estado el domingo, tambien tocaba este finde.
Completo estaba el sabado noche.
Ya teníamos muchas cosas planteadas.
Cris tenía una sorpresa pendiente de su chico peculiar.
Y las demás estabamos alerta.
Entre unos mimos de Carlos, risas con ellas, más locuras para no variar, y mucho por delante fuipasando la semana.
Las sonrisas eran contagiosas, las conversaciones eras variadas, y las ideas locas llegaban a limites insospechados.


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