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sábado, 28 de enero de 2012

Días de cambios, de rutina. De rotos y descosidos.

Los días pasaron, entre un fin de semana sin hacer nada y por supuesto más planes de futuro.
Después de un viernes fuera de lo normal, pronto en casa y sin apenas compañía, más que un rato cone l chico mayor, imprimir 50 fotos, para dar vida a estas paredes azules, frío de principios de enero y un móvil con minutos gratis. Nada más que dos días aburridos.
El lunes, un poco diferente, la mañana fue rutinaria y como siempre, pero a la tarde después de clase, la Cuqui, el Panecillo y yo, y un rato con la Peque, acabamos, quién sabe como, entre risas y experiencias propias, hablando de un tema tabú. Sexo.
Primeras veces. Lugares apropiados. Con quién en que momento... Incluso si con la luz encendida o apagada.
Mentes locas y a veces sucias las nuestras.
El resto de la semana, aburrida, para no variar, con jueves pesados, intorelables para personitas como nosotros, clases de plástica demasiado cortas, graciosas, diferentes y muy educativas.
Por fin llegó el viernes. Comida con Cris, y paseo con todos. El martes había sido el cumpleaños de Fran, uno de nuestros chicos. Un poco más pequeño, y estudiante de un colegio privado de la zona.
Con sus medio melenas siempre despeinadas, una broma en la punta de la lengua, una mueca, una risa o un abrazo, normalmente, os viernes en bici viene, con Brais, con su pelo rizado, largo. viciado de la bicicleta.
El mismo martes, Bár y yo, cuando ella salió de clase de inglés y antes de academia, fuimos a tomarnos un rico chocolate y un frapuchino por mi parte, y entre tienda y tienda encontramos unos geniales calzoncillos de ''Where's Wally?'' que vimos perfectos para él. Lo único que nos pidió y ya sabiamos le hacía mucha ilusión, era algo, tan simple, como un par de globos de helio, para hacer el payaso, más todavía.
Cuando nos juntamos todos, sorpresa. Los majos de Brais y un par de amigas, ya le habían regalado los calzoncillos. Pero conseguimos que fuera contento y feliz por cada una de las calles del centro, con tres globos, naranja, amarillo y azul, de parte de Bár, Cris y yo.
Paseamos, cantamos y preparamos hasta que ropa nos pondríamos al día siguiente.
Llegamos a nuestro portal favorito, el de enfrente a clase de piano, e intentamos mantener contacto, con el perro de arriba, bautizado como ''Friday'. Una de las amigas de la Peque, entre coña y coña y caralladas también de mi novio, el globo que me correspondía marcho.
Cris entró a piano. Bárbara, se fue a la academia. Carlos se fue tambien, y nos terminamos quedando, Fran y yo, con los dos globos.
Al rato, un acontecimiento, que no esperabamos y a mi al menos me hizo ilusión surgió, nada menos que del profesor de piano de la mujer con mejor karma que habita este planeta, y tras cerca de quince minutos de pánico escénico de Cris, delante de Fran y mio, escuchamos el piano.
Poco después salimos, cogimos a Bár, Carlos volvió y hasta cerca de las diez, en un par de bancos estuvimos, entre otras cosas, sorbiendo helio y diciendo tonterias o lanzándonos macarrones.
El sábado llegó, con Loreto y Keka pasé la mañana y un rato de la tarde, entre tarta de tres chocolates, bizcocho, nocilla...
Cris llegó, ellas se fueron, nos terminamos de arreglar y a comernos el mundo fuimos.
Quedamos con Carlos Tilve antes qeu con el resto. Mereció la pena que se viniese con nosotros, es super divertido y muy majo.



Con todos nos juntamos ya cerca de las once. La idea que teníamos de las conversaciones de cris, extrañas y sorprendentes con el chico particular, fue cambiando y variando a lo largo de la noche. Comentarios y situaciones hacían pasar de un extremo a otros las cosas.
Todos los chicos iban con chaqueta de cuero, excepto un par, era muy gracioso.
Con Tilve me tomé un ''Sex on the beach'' mientras los demás empezaban a darse a los chupitos.
Hacía frió e intentabamos juntarnos todos, ya que andábamos de un lado para otro.
Terminamos en uno de los locales en los que pasabamos más tiempo, de heavy y rock, entre alguna cerveza en mi caso y alguna cosilla más de beber. Pienso que perdimos la noción del tiempo entre conversaciones absurdas y risas.
Cerca de las tres, salimos. Mucho frío. Por circunstancion tontas, cosas que habían pasado entre algunos de grupo, nos vinimos para casa no mucho más tarde.
Cris y yo esperamos a que su padre la recogiera, comentando un poco de todo y con cosas aún sin aclarar del todo.
El domingo tuve comida familiar.Y a partir de ahí la semana fue un poco peculiar. Medio tristona y aburrida.
Entre médico, pruebas, apuntarme al gimnasio, prepararme para empezar una dieta, intentar colgar las fotos impresas en las paredes y que ambos se repelan...
Con el asalto al mundo en la cabeza. Y las ganas en las puntas de los dedos.
Las tardes valieron la pena. La del viernes sobre todo, para no variar, con  Cris, decidiendo de que nos disfrazaríamos...
Quedan cosas por aclarar, misterios por desvelar y demasiadas aventuras por delante, unas que se llevarán a  cabo, y otros que no...



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